viernes, 2 de diciembre de 2016

Un Viaje a Rusia

Día 1

Una compañía aérea gélida en cuanto a formas, un viaje en el que reina la oscuridad, un chorro de aire caliente directo a la cabeza, unos niños poseídos en el asiento de delante y una mala elección de libro no son los mejores compañeros en un vuelo de 5 horas en clase turista desde Alicante hasta Moscú.


La idea de un viaje de trabajo express a Rusia no puede desagradar a nadie, es tan lejano, tan distinto, tan exótico.... Que como mínimo, hace que uno tenga alguna alternativa más que aportar en reuniones de amigos y comidas familiares de fin de semana.


No sé porque, pero una sensación de volver pronto se apoderó de mí desde el mismo momento en que el avión  despegó. 
Fueron más bien una especie de pena o melancolía, reflejos quizás de las expresiones dibujabadas en las caras de casi todos mis compañeros de vuelo.


Pensé en Paula, en mis hijos y en la vida estupenda que tenemos en Alicante, y leí y dormí a ratos soñando con una cerveza fría que jamás llegó. 

Luego, casi dos horas de taxi hasta el hotel. Carreteras nevadas, calles desiertas, coches averiados en la cuneta y silencio.... Un caos, una especie de planeta paralelo teñido por un gélido manto blanco, edificios constructivistas y recuerdos de épocas del pasadas.
Una seriedad que funciona, aunque entristece un poco a estos ojos acostumbrados a una sociedad tan diferente.


Llegamos en resumen a las 12 al hotel donde cenamos algo y nos fuimos a dormir.

Día 2

Me puse el despertador para intentar correr pero los -8 grados reinantes junto con el cambio horario, ayudaron a que me quedase pegado a la pequeña funda nórdica que abrigó unos sueños tan profundos como cortos y extraños.
Es como si morfeo se hubiese vestido de Lennin y hubiese me hubiese apadrinado,... Menuda noche!


Luego, desayuno express y día de trabajo en Moscú.
Viajamos en metro, en taxi, fuimos a un mercadillo tremendo, tres centros comerciales, al Kremlin y la plaza roja.
La verdad es que es curioso cómo, pese a las condiciones durísimas a las que el clima somete a estas latitudes, la gente hace vida "normal".
En la calle se está el tiempo necesario, ni más, ni menos y en los interiores (tiendas, centros comerciales, transportes, cafeterías,....) hace más calor que en Benidorm en junio.
Y así,... la vida fluye con normalidad, ajena a lo que fuera está pasando.
Pienso en cómo sería aquí un fin de semana con los niños y no lo consigo llegar a imaginar, no por el clima, sino por la escasa oferta de cosas que hacer por y con niños que ofrece a simple vista está sociedad.... Siento curiosidad y lo pregunto a las compañeras locales, pero no me lo aclaran del todo.


Contrastes brutales que van desde unos baños en los que hay gente tremendamente humilde bañándose y aseándose hasta la ostentación dorada e imponente de los edificios de los Zares.


Me llamaron sobremanera la atención más allá del frío y lo poco que uno tarda en normalizarlo, el tráfico caótico y denso (fruto de un censo que extraoficialmente roza los 20 millones de habitantes en Moscú), así como las pocas horas de sol
de las que disfrutan los diciembres rusos.


Y la comida.... Basicamente es una sociedad carnívora,  con algo de pescado, arroz negro y trigo sarraceno marinado (similar a las lentejas) muy rico como ingredientes básicos en su oferta. 
Comí una sopa de verduras y una porción de pizza vegetal en un sitio cutre y cené salmon al horno en un restaurante muy chulo al que fuimos todo el equipo, y es que esta,.... tampoco es una región para veganos.
Quizás los -11 grados a los que estábamos a las 9 de la noche invitan a tomar alguna caloría extra.


Día 3

Tras 5 horas de sueño, volamos a San Petesburgo.
Y dos de mis grandes "miedos" por el desconocimiento se evaporaron.
El trayecto hasta el aeropuerto, lo hicimos por una autopista completamente congelada, con neumáticos de frío y sin ningún problema. Imagino que aquí todos los vehículos tienen tracción a las 4 ruedas como equipacion básica, solo así entiendo que se puede conducir en estas condiciones y con este tráfico sin incidentes.


Por otra parte volar.....
Están preparadisimos, si se puede volar a -12 grados!!!...
En los aeropuertos no paran de pasar quitanieves y los aviones son sometidos a un proceso de "descongelacion" antes del despegue....


No tranquiliza demasiado,.... Porque ves como se forman "estalactitas" conforme rocían las alas con dos tipos de líquidos distintos, proceden a mil maniobras extrañas con los motores y llevan los "flops" hasta el extremo para comprobar que no están bloqueados por el frío antes del despegue.....Pero funciona.


Y San Petesburgo,.... 
Esta si es una ciudad con encanto (pese a que tienen solo una media de 10 días de sol al año).
Es una ciudad mucho más europea, con gente por las calles y edificios preciosos a cada paso que das. Aunque pasamos prácticamente todo el dia encerrados en un centro comercial y casi todo lo vimos desde el autobús que nos llevaba de un sitio a otro.


Pensé mucho en Paula y mis nenes, les encantaría ver esto y quizás, vivirlo un par de días.
Volví a pensar en lo afortunados que somos, la suerte que tenemos, la vida cojonuda del Levante Español, en ir a la playa e diciembre.
Quizás uno no valora lo suficiente lo que tiene cada día, cada minuto y es una auténtica pena, la verdad.


Así, cogimos 2 aviones ese día e hicimos más de 3 horas de "taxi" entre hoteles, aeropuertos y centros comerciales.


Fue un gran día, cargado de vivencias   donde conocí un poco más del carácter reservado de la sociedad rusa.
Son gente correcta pero no cariñosa en los términos en los que nosotros entendemos el cariño, porque son más fríos y directos, aunque no pierden la educación y son muy respetuosos aparentemente.
A mí, que estoy acostumbrado a algo más extremo, a nuestro peculiar carácter Latino,.... Esto me "chirría" un poco, y hasta me hace echar de menos nuestra "vida a gritos".... Mola mucho.


Pude comer a medio día arroz, judias al vapor y verduras al horno, y cenamos en un sitio "especializado en pollo" donde volví a pedir un trozo salmón al horno por tercera noche consecutiva, a cada cual más rico.

Regreso / Día 4

Despegamos a las 9:30 am, nos despertamos muy temprano (3:30 de España, 5:30 de aquí) tras, de nuevo, menos horas de sueño de las estrictamente necesarias, y fuimos al aeropuerto patinando sobre una autopista helada.


Allí, imprimimos tarjetas de embarque (no funciona el passbook aún en Rusia) y, tras una hora deambulando por la terminal internacional y vivir todos los procesos previos al despegue comentados anteriormente volamos felices de regreso a casa en una compañía diferente en la que volvieron a dar sándwiches de ternera y salchichas.... Pero también tortilla y un yogourt ;).


En definitiva, un viaje a Rusia es una experiencia que mola vivir, pero cuanto más salgo, más valoro lo bien que se vive en España.
Ahora a currar unas horas, volando a casa,.... me muero de ganas por ir a disfrutar, sin prisas, de mi familia y bendita rutina durante todo el fin de semana.


Nos leemos pronto.
Sed felices!
Carpe Diem!


No hay comentarios: